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Neurocomunicación y canciones pegadizas

Actualizado: 11 may 2018

Autor: Maximiliano Malfitano Cayuela (Director de Comunicación Institucional de Alta Gerencia Internacional) - Colaboración: Goy Ogalde Gluzman (Asociado de Alta Gerencia Internacional - Argentina, Productor Musical, Cantante y Compositor del Grupo Karamelo Santo).





Autor:

Maximiliano Malfitano Cayuela

(Director de Comunicación Institucional

de Alta Gerencia Internacional).

Colaboración:

Goy Ogalde Gluzman

(Asociado de Alta Gerencia Internacional - Argentina, Productor Musical, Cantante y Compositor del grupo Karamelo Santo).

Publicado originalmente en Julio 2017, ampliación en Noviembre 2017.


"Des-pa-ci-to” adelantamos parte de los capítulos del próximo libro “Neurocomunicación”  (de la colección “NACE el nuevo manager – Neurociencias Aplicadas en Ciencias Económicas) de Oscar Malfitano Cayuela, Elsa Beatriz Scinica, Maximiliano Malfitano Cayuela, Guillermo Ogalde Gluzman (Goy Karamelo).


Sin lugar a dudas la fortaleza del ser humano está en la capacidad de comunicarse, compartiendo ideas y mensajes.


La comunicación es un proceso determinado por la interacción de varios elementos.

Según el diccionario de la Real Academia Española, comunicación es: “la acción y efecto de comunicar o comunicarse. Y la transmisión de señales mediante un código común entre un emisor y un receptor”.


El arte de la comunicación, genera un intercambio, sea oral o escrito, y permite lograr objetivos, personales, sociales, laborales, etc., que posteriormente genera determinadas satisfacciones.


Oscar Malfitano Cayuela y Elsa Beatriz Scinica en su libro Neuromarketing del año 2004 nos comentan que el cerebro se desarrolló a través de un proceso milenario que tuvo origen en el tubo neural del embrión, la parte más primitiva de nuestro cerebro es la que se conoce como cerebro reptiliano o primitivo y es el que se encarga de los instintos básicos de la supervivencia (deseo sexual, búsqueda de comida y respuestas agresivas tipo pelea-huye).


Luego se desarrolló el cerebro límbico que contiene las amígdalas cerebrales, el tálamo y el hipotálamo que contribuyeron al desarrollo de las emociones, es decir, el entendimiento de qué es la alegría, la tristeza, el desprecio, el miedo, la ira (recomiendo ver como ejemplo la película “Intensamente” de Disney).


El cerebro con esas percepciones elabora interacciones o acciones (pensamientos, emociones, sentimientos, expresiones, creaciones internas) que se expresan mediante diferentes lenguajes de comunicación a través de gestos, visiones, palabras, sonidos, etc.


Robert Matters explica que “la comunicación y la ahora llamada neurocomunicación dirige el sistema nervioso a través de la palabra para provocar cambios en los músculos, los órganos corporales y los estados mentales, emocionales y espirituales de nuestra vida”.


El ser humano comunica permanentemente ya que es imposible, vivir sin comunicar; afirmo esto porque no solo se comunica al hablar o escribir sino que también las expresiones y actitudes corporales, también son hechos comunicacionales en sí mismos.


Claramente podemos decir entonces, que la comunicación es una de las características más importantes del ser humano y ésta característica se desarrolló desde los comienzos de la humanidad y tuvo relación directa con la creación y acción colectiva del ser humano y con la expresión de sus emociones.


Un forma de comunicación del ser humano, sin lugar a dudas es la música.

Cuando los músicos escriben una letra o desarrollan una partitura, están exteriorizando estados de ánimo a través de un medio: la música, que se transforma en vehículo de un mensaje que genera emociones y sentimientos.




Estos esos estados de ánimo (emociones y sentimientos) responden para ser expresadas a determinadas “reglas”.


Dialogando con Goy (Guillermo Ogalde – “cantante del grupo musical Karamelo Santo, compositor, productor musical y coautor del libro Neurocomunicación”) destacamos que existe una regla para la composición de canciones, y es que las canciones que terminan promueven y motivan alegría para los receptores se escriben en “tonos mayores” o altos y las canciones que generan emociones y sentimientos introspectivos o tristes se realizan en “tonos bajos o menores”.


Pero cuidado, esto, no es una regla formal y estricta para todas las composiciones musicales, hay personas que al escribir canciones rompen esta regla con total tranquilidad y generan momentos alegres e introspectivos dentro de una misma pieza musical.


Algo que sí podemos destacar, es que dentro de esas dos grandes categorías musicales (tonos mayores y menores) hay diferentes modos, a los que los griegos solían definirlo como “estados”.


Dentro de los llamados tonos mayores se destacan siete estados y dentro de los tonos menores también existen otros siete estados.


Además cada estado en cuestión puede representar distintos tipos de carácter (patriótico, bohemio, de festejo, melancolía, etc).


El conocer estas teorías y reglas musicales, no solo resulta algo útil para el solo saber, sino, porque hay canciones o melodías que nos “afectan” no solo de una manera u otra, sino que además contribuye a la comunicación, el marketing y resulta útil para el mundo de los negocios.



Redactando estas líneas me viene a la mente el programa televisivo “Bar Rescue” que es transmitido por el canal de cable TLC, donde el anfitrión del programa Jon Taffer, muchas veces menciona los llamados “momentum musicales”; esos momentos musicales están definidos por los “BPM” de las canciones.


¿Qué son los BPM?


Los BPM son las siglas de “beats per minute” (pulsos por minuto),  que se incluyen en las partituras musicales y se indican con una figura, seguida de un signo igual (=).

Cuanto más grande es este número, la música se ejecutará más rápida, es decir, a mayor “BPM” más velocidad o ritmo tiene la canción.


Cada género musical está asociado a un tiempo musical determinado; y tal como se mencionó anteriormente, cuanto más alto es el número de BPM más rápida es la forma en que se ejecutan las canciones.

Veamos algunos ejemplos de ritmos en números:

  • Dance and Pop: 110-120 BPM.

  • Electro: 126-135 BPM.

  • Tango: 50-56 BPM.

  • Reggae: 75 BPM.

  • Ska: 110-130 BPM.

  • Pop: 80-130 BPM.

Estos tiempos musicales, entonces, son utilizados por los Dee Jay (DJ) para colocar canciones con mayor o menor tono y con mayor o menor velocidad e intensidad, (recordemos que cada estilo tiene un BPM determinado y una velocidad determinada) para que los asistentes del lugar, vayan a bailar o a consumir  bebidas a la barra del bar en cuestión; síntesis los BPM marcan el ritmo de todos los ritmos de consumo.

Estos “momentum musicales” están directamente relacionados con las llamadas estructuras de las canciones, las estructuras de las canciones, generalmente están divididas en tres partes, donde las dos primeras partes tienden a ser similares y la tercer parte es distinta y es en ese punto donde se genera el clímax de la canción.

Método =  (estrofa + estrofa + estribillo) todo pegadizo, esta estructura tiende a repetirse, por una cuestión energética, crear un estado para poner al cerebro en una sintonía de funcionamiento.


Ahora sabiendo esto cabría preguntarnos: ¿Por qué las canciones se nos “pegan”  sin darnos cuenta y resuenan permanentemente en todo nuestro ser y esos BPM se nos quedan “pegadas” en nuestra cabeza?


Distintos estudios, indican el porqué "se nos pegan las canciones en nuestra cabeza", el primer estudio que podemos destacar, es el realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Saint Andrews en Escocia (Reino Unido) que desarrollo una fórmula matemática para explicar este fenómeno. 


Dicha fórmula incluye cinco aspectos a tener en cuenta para concluir si una canción es pegadiza o no, estos aspectos son:


  1. la potencia melódica,

  2. la percepción del oyente respecto a la melodía,

  3. si es predecible o no,

  4. si contiene elementos imprevistos

  5. si se produce o no repetición rítmica.


La ecuación matemática es: Receptividad + (predictibilidad - sorpresa) + potencia melódica + (repetición rítmica x 1,5) = tema pegadizo

Otro de los que podemos destacar es el realizado por James Kellaris de la Universidad de Cincinnati (estudio llamado Dissecting Earworms: Further Evidence on the Song-Stuck-in-Your-Head Phenomenon), resolvieron esta pregunta en un “síndrome”, el llamado “síndrome de la canción pegada” o lo que en ingles se conoce como Earworm (gusano de oído), este síndrome lleva a que las canciones se instalen en el llamado cortex auditivo (una parte del cerebro que contiene la memoria sonora) y ese cortex auditivo, lleva al cerebro a completar las canciones con solo observar una imagen.


Hagamos un ejercicio rápido, observen la imagen del Grupo Musical Miranda, que está justo abajo.




Casi con seguridad y sin que haber seguido leyendo, usted, cerebro mediante, comenzó a tararear la canción “Don”, la canción que en su estribillo menciona la ya famosa guitarra de Lolo. Ahora para que en su cerebro se repita esta canción, pueden hacer click en el video.



¿Por qué pasó esto?


Porque su cortex auditivo es capaz de llenar el vacío apelando a la memoria auditiva y con solo ver esa imagen el cerebro en forma automática, intuitiva e instintiva, produjo una acción, respondiendo así al estímulo de la imagen.


Las emisoras radiales en sus programas suelen poner seguido estas canciones que ayudan a “alimentar” nuestro cortex auditivo y luego como surgido de la nada seguramente por culpa de este artículo o como consecuencia de la radio, estarán cantando (mentalmente) esa canción durante todo el día.


Si aún continúan preguntándose ¿Por qué? Les puedo decir que, las canciones apelan a distintas emociones y las emociones forman parte de la dinámica cerebral del ser humano y el cerebro con cada una de esas emociones genera sustancias químicas que reaccionan a los eventos de la vida.


Las canciones generalmente nos llevan a esos eventos y situaciones y por ello que la memoria auditiva nos lleva a tararear la melodía. Hagamos un último ejercicio que va a requerir además una explicación. Observen la imagen de abajo, ellos son Daddy Yankee y Luis Fonsi.


Ya sé, seguramente deben estar pensando, no otra vez no, cerebro, otra vez no. La memoria visual me juega otra vez una mala pasada y despertó a la memoria auditiva que empezó a hacer sonar otra vez, “des-pa-ci-to”; y si,  me ganaron otra vez, pero esto no termina aquí, pues un reciente informe del Departamento de Psicología de la Western Washington University de Estados Unidos señala que existen tres elementos clave que hacen de esta canción la más pegadiza de la historia:

  • Primero: El cantante sostiene la palabra clave, sílaba por sílaba (“Des-pa-cito”),

  • Segundo tiene un conjunto articulado e integrado de varios (agudos y graves, rápidos y lentos) que armonizan adecuadamente.

  • Tercero, el cantante tiene una voz aguda, lo que impregna a la canción con una dosis superadora de energía.

Todas esas claves y el llamado “síndrome de la canción pegada”  convergen en que nuestro cerebro repita casi automáticamente distintas canciones. Obviamente si aún tienen ganas de comprobar que lo que escribimos en estas líneas es cierto (y quieren por un momento "sacar" de su cerebro la canción del grupo Miranda) hagan click en el video a continuación.



Pero cuidado, no solo ocurre con canciones de música pop, si alguna vez fuiste a México o escuchaste música típica de ese país, con esta melodía te haré mover la cabeza, solo tienes que hacer click. (precaución en este momento tu cerebro quizás tenga varios ritmos musicales que sonaran dentro tuyo por el resto del día, ahora que ya estas advertido podés hacer click).



Ahora, ya lo sabes, cuando veas alguna foto de algún artista musical y su cerebro los lleve a cantar determinadas canciones que pueden gustarles o no,  no le echen la culpa a las emisoras radiales o a spotify, sino al “earworm”, pero si les sirve de consuelo, el 99% de la humanidad tuvo, tiene y tendrá un “síndrome de la canción pegada”, sino pregunten a estos tres italianos del video a continuación.





Para conocer más detalles de las razones científicas que interrelacionan a la música con las Neurociencias tendrás que esperar un poquito hasta que publiquemos el libro Neurocomunicación, lo estaremos presentando pron-ti-to.




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