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Pautas Socio Culturales que Explican la Supremacía China (parte 3)

Autor: Miguel Rivas (Director de Alta Gerencia Internacional - Unión Europea)









Autor:

Miguel Rivas

(Director de Alta Gerencia Internacional -

Unión Europea).


Publicado originalmente en el año 2015 bajo la autorización del autor y de http://www.knowsquare.es/







Sin duda, China está de actualidad, pero no debería estarlo solamente por su omnipresencia económica global. El aspecto sociocultural es el menos difundido aunque, quizá, sea el más importante por su trascendencia futura pues arroja luz en el camino del conocimiento y la sabiduría; de la paradoja y la contradicción; del acierto; del aprendizaje a partir del error … Y sobre todo, para poder entender el dualismo, aparentemente antagónico, entre: “Hacerse la vida” vs “Ganarse la vida”; el “Ser” no excluye el “Hacer” sino que lo inspira y lo fortalece. La recompensa habitual pareciera ser la económica aunque, por lo que se dirá más adelante, es una consecuencia. El primer aspecto aporta otro tipo de compensación más introspectiva cuyo camino se inicia al romper con la rutina y su zona de confort accediendo a nuevos paisajes que mejoran la perspectiva y hacen ganar singularidad como paso previo al aprendizaje que supone lidiar con el gigante asiático y ya hoy, locomotora económica mundial.


13ª. Evitar un brindis supone no querer empatizar con quién lo propone.



Ganbei (??). Dos ideogramas pero mucha intencionalidad. “¡Más vale una imagen que mil palabras!”, expresión popularizada por la obra “Padres e Hijos”, escrita por Iván Turgueniev aunque, curiosamente, atribuible al mismo Confucio.

En el caso que nos ocupa, son dos imágenes que encierran un gesto muy significativo y, a diferencia de lo que sugiere la palabra brindis en nuestro idioma, subyace un mensaje muy sutil al expresar una invitación solapada e imperativa a “vaciar la copa” como táctica para saber algo más de quien la eleva y “la choca” con quien induce a hacerlo. No se trata de confirmar si el interlocutor cultiva la afición por la bebida y, fruto de ello, gana en locuacidad al ingerirla. Aunque hay interpretaciones para todos los gustos, me inclino a pensar que dicho hecho invita también a un cierto “vaciado personal y profesional” que lleva a conocer la personalidad y trayectoria del interlocutor. El brindis “a la china” es el encargado de poner todo ello en valor social al observar y sentirse observado así como focalizar la atención en cómo ocupa el invitado el espacio provocado y que ponderación hace del elemento sustituto del llenado (mensaje o compañía) a la vez de traslucir intención de transparencia a mostrarse tal cual se es para ganar en credibilidad ante la incertidumbre humana que plantea la aceptación o el rechazo.


14ª. Evitar un juicio temprano contribuye a iniciar y consolidar una relación; un superior, en cambio, emite juicios en cualquier momento.



El juicio previo (pre-juicio) no solamente es desaconsejable en general, sino que lo es particularmente en China. En una sociedad colectiva y uniforme como pocas, que hace de su actitud gregaria su motor cotidiano, el hacer cualquier tipo de comentario despectivo (o incriminatorio de terceros) o, mucho peor, confiarlo a quien forma parte de un equipo integrado por quienes representan dicha cultural local es imprudente, a la vez de temerario. Cada oyente se siente depositario de cuanto mensaje le llega con disposición inmediata a promover su inmediata desactivación o neutralización por parte del encargado en hacerlo. Cuando lo involucra o teme por su propio destino se apresura a difundirlo ante quien pueda interpretarlo o canalizarlo hacia quien es injuriado en el caso de llevar identificado al destinatario. Las redes virales y el efecto que producen en la sociedad, si bien potenciadas por la aparición de internet, siempre han existido en China y han sido garantía del control informativo que ha caracterizado a su sociedad ancestral extendiendo aún dichos coletazos a la actual, sin que haya previsiones de cambio inminente. Sin embargo, sensu contrario, quien ejerce la autoridad está habilitado y comprometido a emitir juicio y opinión sobre cualquiera, en el marco de su responsabilidad, así como su debida propagación pudiendo ser demandado y cuestionado si renuncia a dichos roles tan claramente tipificados.


15ª. Ser conscientes que aunque nunca se tolera con agrado lo diferente o lo que no es propio, evitar transmitirlo es más que aconsejable.



Como es obvio, toparse con una realidad ajena, genera habitualmente entre sorpresa y sonrisa. Llegar por primera vez a cualquier ciudad o territorio chino supone, ni más ni menos, lo que un vicerrector y amigo de la Universidad Politécnica de Madrid expresaba como “sentirse pulpo en un garaje”.  Sin embargo, esta primera reacción (y muy humana) debe ser tenida muy en cuenta para conseguir regularla en tiempo y forma. Recuerdo, muy bien, ante los fastos de la EXPO Shanghái de 2010 situaciones en las que se caía fácilmente en la inercia de comentar una chanza o situación hilarante protagonizada por un colega chino cuando, sin apenas darse cuenta para rectificar, era el mismo protagonista quien asistía atónito a lo que de él se decía por entender y comprender perfectamente nuestro idioma. El margen de maniobra o de actuación futura, en estos casos, es prácticamente nulo aunque la utilización y difusión del hecho por parte de la persona local afectada y ofendida sea inversamente proporcional al margen expresado.


16ª. Ser generoso es pasar por blando; las propinas son ofensivas porque recibir el salario acordado colma las expectativas y las necesidades.



La paradoja y la contradicción son constantes en la cultura china cuando se la observa con ojos occidentales. Lo que se afirma aquí puede colisionar al incauto lector que haya leído previamente la pauta nº 12. La relación comercial prestablecida surge de acuerdos que siempre son arduos por el tiempo que supone alcanzarlos. La relación laboral no es una excepción y la aceptación del salario a partir de las tareas acordadas incluye un salario único al que se ajustan las partes mientras dure el vínculo alcanzado. La aparente rigidez, desde una óptica diferente a la china, es vista por allí como seriedad y formalidad de sus protagonistas haciéndolo altamente satisfactorio. Es por ello que cualquier incentivo, bonus, propina, etc supone, en parte, modificar el acuerdo alcanzado aunque sea, en algún caso, beneficioso para ambas partes. Demás está decir que hasta el más mínimo ingreso extra aceptado por encima de cualquier acuerdo y oportunamente detectado es susceptible de ser invocado como causa de corrupción originando complicaciones penales que nadie desea.


17ª.  El sentido del pudor es tan extremo que nunca te dirán cuándo ni de qué forma vendrá la revancha si ofendes o provocas.



Complementando lo dicho en la pauta 3ª la sociedad china se caracteriza por un pudor tan extremo que puede situarla perfectamente como la más compleja en descifrar emociones y sensibilidades. Aunque ganar en observación de su lenguaje corporal puede ayudar, nunca se sabrá a ciencia cierta cuando una determinada actuación o su omisión pueden herir la susceptibilidad del interlocutor. Lo cierto es que el chino  en general ha sufrido, durante mucho tiempo, la exclusión y el agravio comparativo.

Tal vez, sea por ello que cualquier dicho, hecho o comentario sutil (muchas veces, interpretado interesadamente) puede afectar su sensibilidad sin que sea públicamente visible o manifiesto para reaccionar y repararlo a tiempo evitando algún tipo de revancha que administrará convenientemente sin que sea fácilmente imputable.

De allí que gane prédica entre ellos el viejo adagio que reza: “En boca cerrada, no entran moscas”.


18ª. Evita la discriminación y no serás discriminado; especialmente cuando tienes Chinos delante y te desencantas por otros que no conocen tú idioma.



Como ya se expresó en la pauta anterior se debe ser vigilante y diligente ante cualquier situación que induzca o suponga agravio comparativo inmediato o futuro aunque tomar consciencia de ello supone muchos viajes a China y una cierta residencia prolongada que suponga convivencia con esa cultura, tan compleja como atractiva, tan esquiva como inspiradora.

Una de las formas más curiosas en las que se puede incurrir en negligencia inicial es cuando se participa de reuniones en las que participan traductoras, con independencia de su nacionalidad, y el foco de atención del extranjero se orienta hacia quien ejerce la traducción y no hacia quien es su anfitrión local. Un occidental no siempre suele reparar en esta sutileza pero en China se le asigna particular importancia pues se piensa en las prioridades que muestra el visitante cuando debería esmerarse en asegurarse una buena primera impresión. Todo es tenido en cuenta a partir del primer segundo en que dos personas se conocen y se disponen a crear vínculos. El estar desatento en China no es nada recomendable y muy penalizado si se quiere ganar y crecer en aceptación y reputación.

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