top of page
Buscar

Pautas Socio Culturales que Explican la Supremacía China (parte 4)

Autor: Miguel Rivas (Director de Alta Gerencia Internacional - Unión Europea)










Autor:

Miguel Rivas

(Director de Alta Gerencia Internacional -

Unión Europea)


Publicado originalmente en el año 2015 bajo autorización del autor y de http://www.knowsquare.es/






Concluyo con esta entrega la serie que se inició el pasado mes de julio agradecido por el creciente interés de los lectores de Alta Gerencia Internacional. Como ya decíamos, China está de actualidad, pero no debería estarlo solamente por su ascendencia y omnipresencia económica global. Hay cinco veces mil de razones si nos atenemos al número de años de su gravitación en el mundo.


El aspecto sociocultural es el que menos ha sido explicado aunque, quizá, sea el que más impacto ha tenido y el que, en definitiva, al ser sustento de la idiosincrasia de su gente, puede ser el único que ayude a entender la sabiduría acumulada; vinculada al sentido, sinsentido y contrasentido de las cosas; en resumen, al aprendizaje auténtico, que supone lidiar con la adversidad y turbulencia que se revuelven contra uno cuando no se sintoniza con quien la experimenta. Contribuye también a entender la dicotomía existente entre ellos y nosotros: “Hacerse la vida” vs “Ganarse la vida”, respectivamente; el “ser” no excluye el “tener” o el “hacer” sino que los inspira y los fortalece ganando en credibilidad/autoridad; rasgo que honra cualquier chino al ser nombrado en empresas/instituciones, según se analiza en pauta 23ª.


19ª. El sentimieno de culpa no existe, se sienten culpables si no cubren las necesidades



La necesidad de la “necesidad moral” y la dignificación del individuo como imperativo social, contrariando a Habermas (Jürgen), es inexistente en China. Ello, unido a las restricciones oficiales en la difusión de credos deístas, en los que se promueve la figura de la falta o pecado ante lo divino hacen inconsistente la culpabilidad que no se corresponda estrictamente con la no observancia y/o incumplimiento de las disposiciones reguladas por el cuerpo legal chino y gestionadas por sus autoridades nacionales, provinciales y locales. Aun así, las prescripciones confucianas sobre responsabilidad individual y las derivadas ante el grupo étnico/social al que se pertenece hacen que se tomen muy en serio la cobertura de las necesidades básicas que demanda el núcleo familiar, ascendente y descendente, que comparten convivencia. Como ya se dijo en la pauta 17ª, el sentimiento de pudor es parte de la idiosincrasia china y ello hace que, adicionalmente, se cuiden las formas y se mantenga la imagen en el cuidado e interés por la salud, progreso y prosperidad del clan familiar, referente, destinatario y razón última de sus esfuerzos.


20ª. Los objetivos se fijan para ser alcanzados; cuando se pide dinero no se repara en medios para devolverlo en el plazo más corto de tiempo y lo más discretamente posible.



Toda petición presupone una declaración de escasez. Y ello, unido al orgullo chino de aspirar a la autosuficiencia, genera blindaje y segura garantía para que cualquier solicitud de apoyo económico y logístico que se plantee, sea atendida inmediatamente, de ser posible y viable, por el núcleo familiar más próximo. El apoyo intergeneracional entre familias ha sido moneda corriente en la sociedad china más tradicional, y del que han presumido por los evidentes resultados verificables en una historia no tan reciente, que propiciaron la reconversión de una buena mayoría de familias rurales en urbanas y de muchas otras que han optado por su relocalización allende las fronteras generalizando el establecimiento de los “china-town” en la casi totalidad de los países adheridos a la ONU (Hongcouver, como paradigma de la llegada de hongkonitas a Vancouver, Canadá).

Aunque el receptor del apoyo sea, generalmente, el jefe de la unidad familiar, sus restantes miembros permanecen como avalistas subsidiarios que velarán por el cumplimiento de las obligaciones que contraen todos en conjunto por la cuenta que les trae e imprescindible control social al que se someten entre quienes conocen o se enteran de la transacción y son fieles centinelas de cuanto pueda ocurrir (si no se cumple el acuerdo) para difundirlo inmediatamente, rememorando la vigencia del dicho rural recogido en viajes por el cono sur latinoamericano: “Quien se quema con leche, ve una vaca y llora”


21ª. Estar ocupado y fuera de casa les abre los ojos y les quita los escrúpulos; al ocio, lo asocian con quien ha perdido contacto con el mundo o alternativamente con un nuevo rico a quien su GUANXI (ALIANZAS + RELACIONES ESTABLECIDAS) les facilita la obtención de rentas que ignoran esfuerzos.



Contrariamente a lo que puede opinar o imaginar un ciudadano occidental, estar fuera de casa desde que despunta el sol y buscar un trabajo con independencia de su rotación o duración se ejerce como mandato o principio que todo nacido tiene y asume cuando llega a este mundo, más allá de cualquier presupuesto de dignificación o realización personal, como podría pensarse en las latitudes que compartimos.

No obstante, la supervisión minuciosa y permanente es el único reaseguro para confirmar que el trabajo se realiza según se espera. El escaqueo (cuando el emprendimiento no es propio) y el aprovecharse de las condiciones o ventajas imperantes, están a la orden del día y el refrán que reza “el ojo del amo engorda el ganado” se aplica con virulencia al contexto empresarial e institucional chino.



22ª. Por allí se pone vida a los años y no años a la vida; los Chinos no hacen tanto lo que les gusta inicialmente, pero les terminará gustando si terminan obteniendo dinero y cubriendo sus necesidades.


La consciencia ancestral de salud ha contribuido, en buena medida, a la difusión e implantación de centros de medicina tradicional china, centrada en la interacción y equilibrio energético vital (chi/qi = energía) entre los zang-fu (órganos/entrañas del cuerpo) y los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua) cuyos representantes (con más experiencia que titulación) han poblado y aún habitan la gran mayoría de cuanta aldea o centro urbano sea parte del mapa chino.

En Shanghai (Zona de Yan’ an Xi Lu), existe uno de los centros más antiguos del país.

La abundancia y proliferación, a lo largo de casi toda la geografía china, de infusiones (siendo más de 2500 el nº de té existentes; siendo los más demandados los llamados high-mountain -por su zona de crecimiento-, con precios superiores a 100 €/kg) y la consciencia de los meridianos como vías de comunicación energética corporal (365 puntos en 14 vías) a diferencia de los chakras (relacionados con los siete centros de energía corporal), alentados por el budismo hindú, han sido el apoyo y sustento de la técnica acupunturista china.

Complementando lo dicho, la práctica del tai-chi por parte del adulto (varón o hembra) chino es habitual en espacios públicos y jardines de viviendas comunitarias, a primeras horas del día, ni bien amanece, con independencia de la estación del año. La espera en peluquerías y centros de belleza se ve amenizada, sistemáticamente, por masajes de pie y/o de hombros que son parte del servicio principal que se demanda.

Todo ello hace que la fuente de subsistencia, exigible más por prurito social que por el propio deseo o aspiración personal, no siempre se corresponda tanto con la titulación o preparación relacionada como por la cuantía económica que genera, haciendo por ello de tripas corazón, pero poniendo empeño en mantenerla, si satisface necesidades de supervivencia y genera espacios y contactos, susceptibles de “ser aprovechados”, según se explicitaba en la pauta anterior.


23ª. El rasgo autoritario es condición “SINE QUANOM”  para ser líder y a menudo quien no puede o no sabe imponerse debe dejar o ceder su silla.



Parodiando a lo que se decía de la mujer del César sobre ser y aparentarlo, al líder chino no se le perdona ejercer responsabilidades grupales, empresariales o institucionales si no se le nota o se hace notar. En estos casos, es más que aconsejable excederse en discurso o declamación que quedarse corto con el objeto de hacer patente el adagio que reza: “Créate la fama y échate a dormir”.

La omnipresencia de quien ejerce responsabilidades o cualquier tipo de poder debe ser, inicialmente, tan evidente como sutil, ante el grupo que se dirige; tan ostentosa como inimitable por parte de un subordinado, como si cualquier gesto vanidoso fuera aceptado como extensión del aura que se le supone a un líder, con independencia del carisma que pueda o no caracterizarle.

Dicha vanidad, tal vez, sea la única que se acepte en la sociedad rígida china, muy proclive a “esconder” lo que se piensa, sienta o desea. Ante cualquier lisonja, premio o reconocimiento, se deberá transmitir socialmente una cierta humildad y un profundo agradecimiento en el acto de aceptación, hacia quienes coadyuvaron en la consecución del logro aunque, por dentro, permanezca el grito contenido por haberlo racionalmente buscado o, sencillamente, merecido o justificado por el esfuerzo realizado.


bottom of page